Gran parte de los problemas de voz están generados por la hiperfunción o sobreesfuerzo vocal. Sabemos que muy a menudo los problemas de voz generan un ciclo de esfuerzo vocal que, como el pez que se muerde la cola, provoca a su vez mayores problemas vocales, que generan más esfuerzo, que genera más problemas… y así en bucle.
Por eso es tan importante tomar las riendas y salir de esta rueda sin fin poniendo bajo control el sobreesfuerzo vocal.
Para conseguirlo, te comparto en este post 3 maneras que utilizo en mi día a día para trabajar la hiperfunción vocal explicadas tal y como las explico a mis pacientes.
Al forzar la voz el cuerpo envía señales de alarma como sensación de irritación, malestar en el cuello, necesidad de carraspear, etc. y, evidentemente, sensación de forzar. Si tienes problemas de voz estoy segura que sabrás de lo que hablo porque para ti este sobreesfuerzo vocal es algo normal en tu vida. El problema es que a menudo hacemos caso omiso a estas señales.Pues bien, quiero que empieces a detectar cuando aparecen estos síntomas, cuando notas que empiezas a forzar; puede que notes el esfuerzo nada más empezar a hablar (en este caso, te recomiendo leer atentamente el punto 3) o puede que lo notes al cabo de un rato o en situaciones donde tienes que hablar más fuerte, como una cena en un bar de tapas.Si eres capaz de detectar en qué punto tu voz empieza a quejarse ya no tendrás más excusas para continuar forzando y callar un rato, hablar más suave o dejar de pedir las tapas a pleno pulmón al camarero que está más lejos.
Muchas personas piensan que controlando la respiración mejorarán su voz.
¿Cuántas personas conoces que respiren conscientemente al hablar? Nadie, ¿verdad?
Es evidente que la respiración tiene un papel fundamental para la voz, pero te aseguro que tu disfonía no va a mejorar aprendiendo a soltar el aire en 15, 20 o 30 segundos porque los mecanismos que se activan en este tipo de ejercicios no son los mismos que se activan al hablar.
Sé que no quieres ser un experto en respiración, ¡quieres ser experto en tener una voz libre y sana! Así que, de momento, te invito a quitarte de encima esta preocupación por respirar mejor porque estoy segura que si dejas de controlarla te notarás más relajado/a y, de paso, con menos esfuerzo sobre la voz.
Asegúrate que tu cuello te permite respirar.
Suena raro, ¿verdad?
Pues es alucinante la cantidad de gente que, sin querer, deja de respirar en los momentos de silencio. Quizás no todo el mundo, pero si tienes problemas de voz y notas que tu voz empeora sin hacer nada seguramente estás dentro de ese grupo de personas. Yo lo llamo: “machacar la voz sin hablar”.
Obsérvate cuando estés callado/a, ¿dejas de respirar? Por ejemplo:
- cuando te agachas para ponerte o quitarte los zapatos
- cuando levantas la bolsa de la compra súpercargada
- cuando levantas pesas o haces abdominales
- cuando estás poniéndote nervioso/a y te aguantas para no decir algo fuera de lugar
- o simplemente cuando tu cuerpo interpreta algo como un esfuerzo
Este cierre que notas ocurre justamente en la laringe, donde tenemos las cuerdas vocales. ¿Puedes imaginarte como están cuando pasa esto? Pues igual que cuando hacemos una bola con un papel arrugado, machacadas.
Quiero que desactives estos cierres automáticos de la laringe y de la respiración y, para conseguirlo, has de procurar ser consciente de en qué momentos o situaciones notas estos cierres para, poquito a poco, centrarte en no parar de respirar. Es más fácil de lo crees y tus cuerdas vocales estarán más descansadas cuando quieras hablar.
¿Te animas a probarlo?
Cuéntame como te ha ido, me encantará leerte.
(Aviso: he exagerado un poco, con lo de las “cuerdas machacadas” pero la imagen es muy potente y os ayuda a entenderlo).
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